Dios libera y sana desde el ser pueblo, no individuos aislados

Cáritas Madrid 7 de Febrero de 2017

Inicio de la Escuela de Vida en los arciprestazgos de Espíritu Santo y Santísima Trinidad de Cáritas Vicaría II

Inicio de la Escuela de Vida en los arciprestazgos de Espíritu Santo y Santísima Trinidad de Cáritas Vicaría II.

 

Cáritas Madrid. 7 de febrero de 2017.- ¿Es creíble eso de bienaventurados los pobres? ¿Dichosos los que lloran? ¿Vemos felices a los pobres? ¿De qué va Dios al decir esto? De entrada, en ningún lado nunca hemos escuchado eso de “dichosos los ricos de espíritu"... Parece que hay que resignarse en esta vida y tener paciencia con lo que nos toca sufrir y esperar al después de morir. Dios siempre nos descoloca. Porque o bien Dios es un mentiroso o bien yo no me entero de nada. Por la confianza y la alegría que Jesús de Nazaret pone en su relación con Dios, parece más bien que somos nosotros los que tenemos que ubicarnos con la afirmación de dichosos los que sufren y los que lloran.

 

Lo de Dios siempre sorprende y descoloca, porque nunca se nos ocurre a nosotros. Jesús al morir en la cruz, a nosotros se nos hubiese ocurrido resucitarle en ese justo momento, pero Dios parece que dejó pasar tres días para que irrumpiera el acontecimiento de la Resurrección. Igual lo que buscamos es un Dios que nos dé la razón porque somos muy listos; y eso de enseñar al que no sabe, siempre el que no sabe es el otro. Porque nos agarramos a una veta descubierta (una teoría, una idea, una forma de creer..) y desechamos todo lo demás, incluso lo que viene de Dios.

 

¿Podemos plantearnos una mirada distinta desde la realidad que Dios nos trae? ¿Quién es Dios? ¿Qué implica su sueño para la Humanidad en mi compromiso voluntario?¿Qué pinto yo en todo esto? ¿Sólo estoy para ayudar al pobre?

 

El dichosos los pobres y los que lloran, significa que el sueño de Dios es que yo, agente de Cáritas, pueda vivir como hijo suyo, porque soy, somos, en función de lo que son los demás. Cuando yo me rompo vitalmente, Dios mismo se rompe. Es la experiencia relacional de Jesús con Dios y con el ser humano. En lo que afecta y compete a mi vida, Dios está afectado hasta el final. Y resulta de una gran esperanza para las personas, que Dios no hace alianza con individuos, sino con pueblos. Y eso implica que tenemos pasado y futuro, que Dios está inserto en la historia desde la autonomía y la libertad humanas. Por tanto, Dios no es imparcial, quiere que todos nos liberemos y salvemos. Y quiere una relación amorosa con nosotros, no de miedo ni de prejuicios, sino fraternal, hasta la médula. Esta mirada que nos convierte, nos cambia de manera integral, no por fascículos. Y nos hace cuestionar nuestros esquemas y actitudes en el compromiso social. Cuando queremos ocupar el lugar de Dios en la vida de la gente, erigirnos en jueces de la realidad, nos herimos y herimos a los otros. Por el contrario, cuando acogemos nuestro corazón herido nos ponemos en disposición de acoger a los demás. Esa es nuestra principal tarea en Cáritas. Saber aceptar que los tiempos de Dios no son los nuestros. Queremos siempre resultados sin entender que el plan de Dios es para la persona en su conjunto, como pueblo. Esto nos permite cultivar la espiritualidad de la paciencia. Tenemos que ensamblar nuestra lectura creyente de la realidad con el sentido comunitario de la vida. Esto tiene todo el colorido y el sabor en la Laudato Sí escrita por Francisco, que nos pide un cambio y una forma de mirar integral, totalizador. El Papa no da lecciones, sino que ofrece a la sociedad el apoyo de la Iglesia para un diálogo fecundo con otros agentes: ciencia, economía, política...., reconociendo que no solo la Iglesia tiene la solución. En el plan de Dios, todos tenemos derecho a disfrutar de la vida en el planeta, al cuidado de las personas en el cuidado con el entorno, porque todo es armonía de la Creación.Y cuando ese cuidado lo puedan disfrutar los pobres, los últimos, lo haremos todos.

 

Así compartieron los 40 voluntarios de ambos Arciprestazgos, escuchando a Agustín Rodríguez Teso, en la parroquia Espíritu Santo. Nos volvemos cada uno a nuestros quehaceres, que esperamos cada vez sean más los de Dios, o no.

Volver