DIA DE CARIDAD 2024. CORPUS CHRISTI
Pilar Algarate 2 de Junio de 2024El Día de la Caridad y el día del Corpus Christi, es decir la celebración de la Eucaristía. No es casualidad que coincidan en el mismo día. Celebrar la eucaristía es celebrar y hacer presente la vida que Jesús entrega por amor a toda la humanidad y que se hace presente en el pan y el vino cada vez que nos reunimos en torno a su mesa.
Lecturas del Corpus Christi: Primera lectura (Éxodo 24, 3-8); Salmo 115, 12-13.15-16, 17-18; Segunda lectura (Hebreos 9, 11-15); y el Evangelio (Marcos 14, 12-16.22-26).
La fiesta del Corpus es una prolongación del Jueves Santo. Las palabras de Jesús en la cena pascual nos recuerdan la presencia real de Jesús en medio de nosotros y, con ello, la importancia de compartir, de abrir camino a la esperanza y de estar cerca de quienes sufren.
Con el lema «Juntos abrimos camino a la esperanza», reconocemos la labor y la implicación de más de 9.000 personas voluntarias y donantes que dedican su tiempo, dinero y corazón al cuidado del otro. En 2023 han sido casi 120.000 personas con las que hemos caminado abriendo camino a la esperanza, a través de 383 acogidas parroquiales y más de 400 proyectos. En este caminar junto a las personas somos conscientes de las carencias y de la desigualdad que azotan al mundo. Otro de los objetivos de este día es hacer visible la realidad de las personas que, de una manera u otra, perdieron el rumbo o el sentido, o no terminan de encontrar esa oportunidad para salir adelante. Se trata de abrir portillos a la esperanza para encontrar un trabajo o un lugar donde vivir. También para encontrar alguien que les escuche y les haga sentir importantes, para aliviar la soledad que genera la enfermedad, cumplir años o ser joven sin expectativas de futuro.
Que esta campaña nos inspire a seguir el ejemplo de Jesús, Cuerpo entregado y Sangre derramada, a compartir la esperanza y a abrir camino hacia un mundo más justo y solidario.
«Juntos abrimos camino a la esperanza»
Lectura del Evangelio Marcos 14, 12-16.22-26
El primer día de la fiesta de los panes Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?” Él les dijo a dos de ellos: “Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: ‘El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’ Él les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena”. Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen: esto es mi cuerpo”. Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: “Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.
Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos.
Palabras del papa Francisco
La Eucaristía sana porque nos une a Jesús: nos hace asimilar su manera de vivir, su capacidad de partirse y entregarse a los hermanos, de responder al mal con el bien. Nos da el valor de salir de nosotros mismos y de inclinarnos con amor hacia la fragilidad de los demás. Como hace Dios con nosotros. Esta es la lógica de la Eucaristía: recibimos a Jesús que nos ama y sana nuestras fragilidades para amar a los demás y ayudarles en sus fragilidades. Y esto durante toda la vida. (...) Y nos dicen que Jesús al nacer se hizo compañero de viaje en la vida. Después, en la cena, se dio como alimento. Luego, en la cruz, en su muerte, se hizo “precio”: pagó por nosotros. Y ahora, reinando en los Cielos es nuestro premio, que vamos a buscar, el que nos espera. Que la Santísima Virgen, en quien Dios se hizo carne, nos ayude a acoger con corazón agradecido el don de la Eucaristía y a hacer también de nuestra vida un don. Que la Eucaristía nos haga un don para todos los demás. (Ángelus, 6 de junio de 2021)
Oración
“Señor, contigo no puedo andar a medias tintas, pero así me siento muchas veces.
Quiero ir tras de ti pero sigo aferrado a mis cosas y apegos, sólo Tú puedes hacer que te siga: Tu amor cada día sobre mí, tu voz que no me deja, tu mirada que me acompaña en todas mis pérdidas. ¿Puedo comenzar de nuevo hoy? ¿Puedo estrenar mi vida contigo tal y como estoy?
Vuelves a decirme una y otra vez: Sígueme.
Atráeme, Señor, tras de ti.
Dame confianza y coraje para poner en ti mi corazón y mi vida entera.
¡Dios mío y todas mis cosas!”.
En este día reflexionamos sobre nuestro compromiso personal:
1.- ¿Qué me dice esta lectura de este domingo? Cómo la puedo poner en práctica.
2.- Revisamos la coherencia del compromiso con nosotros mismos, con nuestros valores, con nuestra fe en Jesús.
3.- Revisamos nuestro compromiso con las personas de nuestro alrededor para generar nuevos vínculos y alimentar la concienca de misión.
4.- El compromiso requiere cuestionamiento y un discernimiento responsable y maduro: desde dónde, con quién, hacia dónde, para qué, de qué manera... y con criterios claros. ¿Lo vivimos así?
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