Hacer las cosas 'con detalle' para ayudar a transformar la sociedad
21 de Marzo de 2025No dicen mucho los evangelios sobre San José, sólo que fue un hombre justo. Pero, sin duda, José tuvo que haber sido un buen padre, tanto que Jesús escogió la imagen de un padre para hablar de Dios.
Este es un imaginario diálogo entre José y Jesús adolescente en el taller de Nazaret, que nos trae Alejandro Illescas.
NAZARET: DIALOGO ENTRE PADRE E HIJO
- Jesús, ven un momento.
- Sí, papá, voy.
- Mira, hijo, tienes que acostumbrarte a hacer las cosas a la perfección.
- Y ¿por qué me dices eso, papá?
- Mira, este yugo está bien hecho, no te voy a decir que no. Pero podría estar mejor igualado. No sé si encajará perfectamente en el agujero del carro.
- Sí, papá, encaja bien, porque lo he probado.
- Pero ¿no se mueve nada? ¿No deja algunos huecos, aunque sean pequeños?
- Bueno, pero hace el servicio de sobra. No creo que se vaya a salir en ningún caso. Pero si quieres que lo retoque...
- Eso me parece bien, hijo, pero no se trata sólo de este yugo. Yo sé que te esmeras todo lo que puedes, pero... debiéramos acostumbramos a hacerlo todo al detalle.
- Y a ti, papá ¿te parece tan importante hacerlo todo al detalle cuando hay tanta injusticia y tanta gente que pasa hambre?
- Es verdad, hijo, el mundo no está bien. Pero no se arregla nada con ser un descuidado y hacer las cosas a medias.
- Yo hago todo lo mejor que puedo, papá.
- Por supuesto, hijo, no lo digo por ti. Este yugo tampoco está mal. Lo digo en general.
- Pero, papá, ¿no sueles hablarme tú mismo de lo mal que está el mundo? Dios no quiere un mundo como éste. Y esta situación no se arregla esmerándose en los pequeños detalles. Tiene que venir pronto el Reinado de Dios.
- Desde luego, hijo, eso me dices tú siempre, y yo cada día lo deseo más. Pero no creo que ese Reinado sustituya nuestro esfuerzo ni nos ahorre el cuidado de los detalles. Porque los detalles son amor...
- Dios es amor, papá.
- Sí, por eso te lo decía yo.
- O sea, que ¿hay que hacer las cosas bien, bien, bien?
- Sí, hijo, hay que hacer la cosas al detalle, y a la vez pensar en transformar toda la sociedad.
- Dios lo hará.
- Con nuestro trabajo, hijo, con nuestro trabajo.
- Sí, papá, con nuestro trabajo...
Y después de esta conversación con su padre, Jesús puso alma, vida y corazón en dejar aquel yugo bien pulido. Hacía las cosas cada vez mejor, poniendo en ellas toda su capacidad y amor. No es extraño que en su vida pública, la gente se quedara asombrada de su forma de ser y exclamara: “Todo lo hace bien. Todo lo hace a la perfección” (Mc 7,37).