De lo ordinario a lo extraordinario
28 de Febrero de 2025Compartimos este artículo con las reflexiones de Jesús Gallego Lozano, párroco de San Gregorio Magno, perteneciente a Cáritas Vicaría III, quien nos anima en este ‘tiempo ordinario’ a hacer algo extraordinario con nuestras acciones del día a día: crecer como personas, crecer en fe, crecer en solidaridad, crecer en Esperanza, crecer en Amor.
Ordinario no significa de poca importancia, anodino, insulso, incoloro. Sencillamente, con este nombre se le quiere distinguir de los “tiempos fuertes”, que son el ciclo de Pascua y el de Navidad con su preparación y su prolongación. Es el tiempo del orden, de lo cotidiano, como es la mayor parte de nuestra vida y de nuestra labor en el trabajo, en la familia, en nuestras comunidades y en nuestra entrega como voluntarios de Cáritas
En este Tiempo Ordinario vemos a un Cristo ya maduro, responsable ante la misión que le encomendó su Padre, le vemos crecer en edad, sabiduría y gracia delante de Dios su Padre y de los hombres, le vemos ir y venir, desvivirse por cumplir la Voluntad de su Padre, brindarse a los hombres…así también nosotros en el Tiempo Ordinario debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor, y sobre todo, cumplir con gozo la Misión que se nos encomienda.
Crecer. Crecer. Crecer. El que no crece, se estanca, se enferma y muere. Debemos crecer en nuestras tareas ordinarias, esa tarea que ejercemos cada día atendiendo a las personas que se acercan a nosotros. Debemos crecer también en medio de nuestros sufrimientos, éxitos, fracasos. ¡Cuántas virtudes podemos ejercitar en todo esto! El Tiempo Ordinario se convierte así en un entrenamiento auténtico para encontrar a Dios en los acontecimientos diarios, ejercitarnos en virtudes, crecemos en santidad…y todo se convierte en tiempo de salvación, en tiempo de gracia de Dios. ¡Todo es gracia para quien está atento y tiene fe y amor! El espíritu del Tiempo Ordinario queda bien descrito en el prefacio VI dominical de la misa: “En ti vivimos, nos movemos y existimos; y todavía peregrinos en este mundo, no sólo experimentamos las pruebas cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida futura, pues esperamos gozar de la Pascua eterna, porque tenemos las primicias del Espíritu por el que resucitaste a Jesús de entre los muertos”.
Estamos invitados a aprovechar este Tiempo Ordinario con gran fervor, con esperanza, creciendo en las virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad. Es tiempo de gracia y salvación. Encontraremos a Dios en cada rincón de nuestro día. Basta tener ojos de fe para descubrirlo, en cada persona que se acerca a nosotros, con sus debilidades, sufrimientos y pobrezas, no vivir miopes y encerrados en nuestro egoísmo y problemas. Dios va a pasar por nuestro camino, en esa labor cotidiana y durante este tiempo miremos a ese Cristo apóstol, que desde temprano ora a su Padre, y después durante el día se desvive llevando la salvación a todos, terminando el día rendido a los pies de su Padre, que le consuela y le llena de su infinito amor, de ese amor que al día siguiente nos comunicará a raudales. Si nos entusiasmamos con el Cristo apóstol, lleno de fuerza, de amor y vigor, convertiremos lo ordinario en extraordinario.
En nuestras acogidas, en nuestras labores cotidianas, pongamos el mismo amor, la misma caridad que nace del Corazón de Cristo, que se entrega a lo largo de toda su vida, así es como haremos que la labor más pequeña y ordinaria, se convierta en una auténtica entrega de amor extraordinario, capaz de transformar el mundo en un lugar mejor y más lleno del Amor de Dios.
Este es un tiempo ordinario en el que amar extraordinariamente.
Jesús Gallego Lozano
Párroco de San Gregorio Magno