Mejor que ser el árbol más grande del mundo, es saber que de tu madera brota la esperanza
5 de Abril de 2023Para que valoremos esta Semana Santa, tiempo de reflexión y esperanza en una Vida mejor, lo que cada uno puede aportar a la vida de las demás personas, ya que a veces no somos conscientes de que con nuestros gestos o acciones las hacemos encontrar Esperanza, ver la oportunidad descubrir a Dios.
Os dejamos este precioso cuento sacado del libro “Los cuentos de mis homilías” de Alejandro Illescas Molina: TRES ÁRBOLES
LOS TRES ÁRBOLES
Había una vez tres árboles en la cumbre de una montaña. Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas y el primero dijo: "Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos; todos verán mi belleza".
El segundo árbol dijo: "Algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré a los más grandes reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza, mi fuerza y mi poderoso casco".
Finalmente, el tercer árbol dijo: "Yo no quiero irme de la cima de la montaña nunca. Yo quiero crecer tan alto que cuando la gente se pare a mirarme, su mirada se eleve al cielo y piensen en Dios. ¡Yo seré el árbol más grande del mundo¡".
Los años pasaron. Llovió, brilló el sol, y los pequeños árboles crecieron altos. Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña. Cuando uno vio el primer árbol dijo: "Este parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero", y comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría convertirlo en un cofre para tesoros. El otro leñador dijo, mientras observaba al segundo árbol: "Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto". El segundo árbol se puso feliz porque sabía que estaba en camino a convertirse en una poderosa embarcación".
El último leñador se acercó al tercer árbol; éste estaba muy asustado, pues sabía que, al cortarlo, su sueño nunca se volvería realidad. El leñador dijo entonces: "No necesito nada especial del árbol que corte, así que tomaré éste". Y cortó al tercer árbol.
Cuando el primero llegó con el carpintero, fue convertido en un cajón de comida para animales, y fue puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal pues eso no era por lo que tanto había orado. El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago.
Así, vio como sus sueños de ser una gran embarcación para trasladar reyes había llegado a su fin. El tercer árbol fue cortado en largos y pesados tablones, guardándolos en la oscuridad de una bodega. Años más tarde, los árboles olvidaron sus sueños y esperanzas por las que tanto habían orado.
Entonces, un día, un hombre y una mujer llegaron a un portal. Ella dio luz a un niño, y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en que fue transformado el primer árbol. El hombre deseaba haber podido tener una cuna para el bebé, pero este pesebre debería serlo. El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que había contenido al más grande tesoro del mundo entero. Años más tarde, un grupo de hombres entraron al mar en la balsa en la cual habían convertido al segundo árbol. Uno de ellos estaba cansado y se quedó dormido al arrullo de la barca. Mientras ellos estaban en el agua una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvar a los hombres. Los hombres despertaron al que dormía, éste se levantó y dijo: "¡Calma!", y la tormenta y las olas se detuvieron. En ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de los reyes y Señor de señores.
Un viernes por la mañana, el tercer árbol se extrañó cuando sus tablones fueron tomados de aquella bodega olvidada. Se asustó al ver que era cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al Hombre que lo cargaba. Se detuvieron en una pequeña colina y el Hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina. Se sintió áspero, feo y cruel.
Cuando llegó el domingo por la mañana, cuando el sol brilló, la tierra tembló con júbilo por debajo de su madera. Entonces el tercer árbol supo que el amor de Dios se había manifestado en su madera. Esto hizo que se sintiera feliz, pues entendió que cada que la gente lo mirara a él o a una imagen suya, ellos pensarían en Dios. Eso era mucho mejor que ser el árbol más grande del mundo.