Cuarto Domingo de Pascua: Jesús, el Buen Pastor

Pilar Algarate 30 de Abril de 2023

Jesús, el Buen Pastor, nos guía por el camino de la vida: "El Señor es mi pastor, nada me falta".

Lecturas: Hechos de los apóstoles (2,14a.36-41). Sal 22,1-3a.3b-4.5. Primera carta del apóstol san Pedro (2,20-25). Evangelio según san Juan (10,1-10). 

Da la vida por sus ovejas, no hay otro Dios más cercano. En la persona de Jesús hemos descubierto la ternura y la vinculación extrema en el amor, Él es el buen pastor. No hay nada en nosotros que le sea ajeno o indiferente, vive por nosotros y para nosotros. Resucitado está entre nosotros y lo hace como el que sirve, para que tengamos vida abundante. La aventura digna para nosotros es estar en su rebaño, seguirle, comer sus pastos, descansar en su redil y entrar y salir por Él, que es la única puerta válida. La puerta de la verdadera comunidad que genera salvación e integra a todos para que nadie se pierda. El amor integra y cura, el buen pastor genera una red de encuentros y vida entre nosotros, vínculos sagrados y eternos. Abrir nuestros corazones a su voz es romper límites y hacerse universales, sobrepasar el individualismo con la fuerza de la generosidad y de la comunión. Un solo rebaño porque uno solo es el pastor, una sola es la vida que se nos da gratuita y que pertenece a todos.

Para ayudar a nuestro corazón a que tenga el fuego de la caridad de Jesús, el Buen Pastor, podemos ejercitar nos en asumir en nosotros tres formas de actuar que nos sugieren las lecturas de hoy: buscar, incluir y alegrarse.

Buscar. Así es el corazón que busca: es un corazón que no privatiza los tiempos y espacios. ¡Ay de los pastores que privatizan su ministerio! No es celoso de su legítima tranquilidad —legítima, digo; ni siquiera de esa—, y nunca pretende que no lo molesten. El pastor, según el corazón de Dios, no defiende su propia comodidad, no se preocupa de proteger su buen nombre, aunque sea calumniado como Jesús. Sin temor a las críticas, está dispuesto a arriesgar con tal de imitar a su Señor. “Bienaventurados cuando os insulten, os persigan…” (Mt 5, 11) (…). El epicentro de su corazón está fuera de él: es un descentrado de sí mismo, centrado sólo en Jesús. No es atraído por su yo, sino por el tú de Dios y por el nosotros de los hombres.

Segunda palabra: incluir. Cristo ama y conoce a sus ovejas, da la vida por ellas y ninguna le resulta extraña (cf. Jn 10, 11-14). Su rebaño es su familia y su vida. No es un jefe temido por las ovejas, sino el pastor que camina con ellas y las llama por su nombre (cf. Jn 10, 3-4). Y quiere reunir a las ovejas que todavía no están con él (cf. Jn 10, 16) (…). Ninguno está excluido de su corazón, de su oración y de su sonrisa. Con mirada amorosa y corazón de padre, acoge, incluye, y, cuando debe corregir, siempre es para acercar; no desprecia a nadie, sino que está dispuesto a ensuciarse las manos por todos.

Alegrarse. Dios se pone «muy contento» (Lc 15, 5): su alegría nace del perdón, de la vida que se restaura, del hijo que vuelve a respirar el aire de casa. La alegría de Jesús, el Buen Pastor, no es una alegría para sí mismo, sino para los demás y con los demás, la verdadera alegría del amor. Esta es también la alegría del sacerdote. Él es transformado por la misericordia que, a su vez, ofrece de manera gratuita. En la oración descubre el consuelo de Dios y experimenta que nada es más fuerte que su amor. Por eso está sereno interiormente, y es feliz de ser un canal de misericordia, de acercar el hombre al corazón de Dios. Para él, la tristeza no es lo normal, sino solo pasajera; la dureza le es ajena, porque es pastor según el corazón suave de Dios».

CUESTIONARIO PARA LA REFLEXIÓN

  • Jesús nos ha dicho: «Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí».

— ¿En qué sentido te ayuda la imagen del buen pastor para conocer mejor a Jesús y a relacionarte con él? ¿Puedes tener el presentimiento de que, efectivamente, Él te conoce, pero que tú no le conoces?

— ¿Qué sentimientos y actitudes provoca en ti el saberte conocida/o y amada/o por el Señor?

  • También hemos escuchado de Jesús que «el buen pastor da la vida por las ovejas».

— ¿A qué estilo de vida, a qué compromiso deberían conducirnos estas palabras de Jesús? ¿En qué ocasiones deberías ser buen pastor para quienes te rodean?

ORACIÓN

El Señor es mi Pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas;

me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tu vas conmigo:

tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término

 

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