Cuarto domingo de Cuaresma: El hijo pródigo

Cáritas Madrid 31 de Marzo de 2019

Cuarto domingo de Cuaresma: "Es fácil marcharse de casa y también es fácil quedarse en ella, lo más difícil es volver"

 

Primera lectura: Libro de Josué 5,9a. 10-12Salmo 33Segunda lectura: Carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5,17-21. Evangelio: Lucas 15, 1-3.11-32.

"Es fácil marcharse de casa y también es fácil quedarse en ella, lo más difícil es volver"

 

 

Lecturas del cuarto domingo de Cuaresma: 

Primera lectura: Libro de Josué 5,9a. 10-12Salmo 33Segunda lectura: Carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5,17-21. Evangelio: Lucas 15, 1-3.11-32.

 

 

 

Cáritas Madrid. 31 de marzo de 2019.- Muchas veces hemos escuchado la parábola del hijo pródigo, un relato sencillo de retener en la memoria y en el corazón. Un cuadro familiar repetido, un hijo que se quiere marchar de la casa, otro que permanece no se sabe si por comodidad, por seguridad, por no arriesgar. Dos hijos tan diferentes y a la vez tan parecidos, porque el alma de la casa es el Padre y ambos parecen ignorarlo.

 

Es fácil marcharse de casa y también es fácil quedarse en ella, lo más difícil es volver. Volver significa hacer el camino de regreso, entrar en el interior de nosotros mismos, buscar, descubrir, mirar, examinar, discernir, tomar opciones, sabiendo que lo que late en nuestro corazón es el palpitar del Padre. La casa de quien se marcha es ausencia, la casa para quien se queda por «ser bueno» es rutina.  Necesitamos volver, dar la vuelta y mirar a Jesús que nos muestra el camino de la vida, de la conversión, de casa, de Dios.

 

«Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado». Nos acercamos a la Pascua, ya cercana. Hemos pasado el ecuador de nuestra preparación para ella. Hemos escuchado la Palabra y nos hemos asido a ella. Hemos celebrado los sacramentos, fuente viva de la gracia de Dios. Hemos ayunado y donado el fruto de nuestro ayuno a los pobres. Seguimos haciendo todo esto… pero ¡qué cerca está ya la celebración del Misterio pascual de Jesús! Regocijaos por esta obra de Dios en nosotros. Vamos rumiando lo que necesitamos todavía: esa vuelta al Señor de la misericordia, ese giro de nuestras vidas, ese volver a Él. Suena a regreso, a entrar en lo profundo de nuestra habitación

(corazón), mirar, crecer, amar, discernir, comprometernos con ese Dios que nos ofrece la tierra, la conversión, el retornar a casa. Decía el papa Francisco, hace unos meses, que Europa es una enferma de indiferencia y clausura —en todos los sentidos— y que la única solución era la misericordia.

La misericordia para los que estamos y para los que vienen, misericordia para con nosotros mismos, misericordia para el que está a nuestro lado. 

 

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