En nuestra calle no hay ellos y nosotros

CRÍTICA DE LA PELÍCULA “BELFAST”

Tengo que confesar que estoy prendado del pequeño Buddy: a través de su mirada infantil transita toda la película. Gracias a esa mirada, los contrastes se hacen más que evidentes: el blanco y negro con el color, la vida de la calle con la violencia, las risas con los alambres espinados. Es una constante invitación a no abandonar esa mirada que nos hace perder la inocencia.

En un relato, magníficamente filmado, Kenneth Branagh nos cuenta sus experiencias en la ciudad de Belfast, sumida en un conflicto terrible político y religioso. Todo ello concentrado en la vida de una calle.

El solo visionado de esta es un ejercicio de disfrutar de este arte, pero sí quisiera destacar algunas cosas:

1. El canto del director a su madre y, por extensión, a todas las madres. Su punto álgido es esa escena en la que, usando la tapa de un cubo de basura a modo de escudo, saca a su hijo en medio de una lluvia de cócteles y piedras.
2. La importancia de la familia: los padres, los hermanos, los abuelos. Múltiples escenas familiares que nos remiten a nuestra propia infancia nos ayudan a sentir que en medio de todos los conflictos ella es la roca a la que agarrarse.
3. A través de un sermón en el púlpito de la parroquia y con voz atronadora, a Buddy se le presentan los dos caminos: el del bien y el del mal. Los hombres y mujeres buenos no pueden quedarse al margen de esta elección, y eso siempre trae consecuencias.
4. Aunque la película sea en blanco y negro, uno percibe el color de las cosas y siente que con cada imagen se cuenta algo.

El director con su película no pretende dar soluciones o respuestas, más bien hace un ejercicio de contemplación, ‘como si allí se estuviera’, de la difícil situación por la que personas decentes se hayan rodeadas de fanatismo y cómo estas son capaces de celebrar el amor y el afecto en sus distintas formas.

Hay mujeres y hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, ellas y ellos son los imprescindibles.