Contemplad al Crucificado, historia de cuantos apuestan por el Amor y la Vida

Cáritas Madrid 30 de Marzo de 2018

Reflexión del delegado episcopal de Cáritas Española, Vicente Altaba

Reflexión del delegado episcopal de Cáritas Española, Vicente Altaba.


Cáritas Madrid. 30 de marzo de 2018.- Hoy, Viernes Santos, nos estamos adentrando en el corazón del misterio pascual. La liturgia cristiana nos invita a fijar nuestros ojos en la cruz, esa cruz maldita a la que son condenados los revoltosos, los malhechores, los que se rebelan ante la injusticia, resultan incómodos  y hay que eliminarlos de manera ejemplar crucificados fuera de la ciudad y en lugar bien visible para escarmiento de los insensatos.

 

Pero la cruz no es solo el leño maldito de los peores malhechores. La cruz nos habla también dle camino de los valientes, de los que no se rinden y lo arriesgan todo. La cruz es el trono de quien ama tanto que es capaz de arriesgar la propia vida por estar del lado de los excluidos y marginados, por defender su dignidad y sus derechos. Así nos presenta a Jesús el relato de la pasión que hoy acogemos los creyentes en la celebración litúrgica de la tarde.

 

Este camino de la cruz es el que nos muestran también los diferentes pasos que hoy recorrerán nuestras calles: La soledad del Huerto de los Olivos, la traición de Judas con un beso, la negación  de Pedro; la humillación de las burlas, insultos y salivazos, la violencia de los latigazos y la corona de espinas. Sufre la infamia y la condena de las autoridades religiosas y políticas. Mientras tanto, el pueblo que apenas unos días antes lo aclamaba, trasnforma las alabanzas en un grito de acusación. Carga la cruz y muere en ella como el peor de los criminales. Así se hizo "semejante a nosotros en todo menos en el pecado", como dirá Pablo.

 

Todo nos invita hoy a contemplar al Cristo de la Pasión, al Crucificado. Y si quieres entrar en su ministerio te invito a que le hagas alguna de estas preguntas:  ¿Por qué, Jesús, vas a Jerusalén? ¿Por qué la traición que sufres, por qué tu soledad, tu condena, tu cruz, tu muerte como el peor desecho de la ciudad? ¿Por qué cuando viste el riesgo no diste media vuelta y te echaste para atrás?

 

Es posible que prefieras no preguntar: ¡No...! ¡Yo de preguntar nada, no sea que me vuelva los ojos ese Cristo y me reponda...! Pero si te animas a preguntar te dirá que lo hace por ser fiel a sus opciones o, mejor, por fidelidad a Dios y a los hombres.

 

Él sabe que muchos  lo que buscan es pan. "Convierte las piedras en pan". Pan y circo. Desarrollo económico y basta. Pero eso no es verdad. "No sólo de pan vive el hombre". El ser humano es más que un estómago a satisfacer y unas necesidades materiales a cubrir. Necesitamso "Palabra", relación, comunicación, sentido. Necesitamos a Dios.

 

Otra opción es manipular a Dios, ponerlo a su servicio y aparecer como el mago que todo lo puede. "Tírate... y Dios mandará sus ángeles que te cuiden". "Que dios te baje de la Cruz". Pero no es ese el camino. Al alero se sube por la escalera y se baja de él por la escalera. A la cruz se llega por coherencia, por responsabilidad ante Dios y los hermanos.

 

Hay otra alternativa: Utilizar el poder -sea económico, político, religioso, social o de las redes- y desde ahí dominar, imponer, acosar, sublevar, enfrentar. Pero no ha venido a promover el enfrentamiento y la exclusión... Su opción es el servicio, dar espacio al otro, fomentar la comunión y unir en el trabajo por el bien común y la salvación de todos.

 

El Crucificado es el rostro de todos aquellos que apuestan por opciones que abren caminos a la vida y arriesgan por amor aunque por ello sean incomprendidos y condenados. Mensaje éste que, como dice Pablo, es tontería mayúscula para los poderosos y listos de este mundo, pero sabiduría de Dios y fuente de vida para los necios y débiles que creen en él, pues la cruz nos proclama que "lo necio de Dios es más sabido que los hombres y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres" (1Cor 1, 25). Es lo que nos dice Jesús: "Si el grano de trigo que cae en tierra no muere queda infecundo, pero si muere da mucho fruto" (Jn 12, 24).

 

Contempla hoy a Jesús, el Cristo de la pasión, entrando en el misterio de algunos de sus "pasos".

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