Compartiendo un rato con las personas que viven en el albergue de Santa Mª de la Paz
Cáritas Madrid 22 de Noviembre de 2017Una verdadera lección de dignidad que emocionó y conmovió a todos los asistentes.
Una verdadera lección de dignidad que emocionó y conmovió a todos los asistentes.
Cáritas Madrid. 22 de noviembre de 2017.- Con motivo de la campaña de las personas sin hogar, este año los voluntarios del Arciprestazgo de Santa María del Pinar de Cáritas Vicaría I celebraron la reunión arciprestal de noviembre visitando el albergue de Santa María de la Paz. “Ha sido una experiencia inolvidable, que te toca en lo más profundo del corazón. Me hubiera quedado mucho más tiempo” comenta Marisa, una de las voluntarias que acudieron a la cita. Con ellos estuvieron también el padre Alfredo, y Laura y Miguel, de Vicaría.
El albergue Santa María de la Paz está en pie desde hace más de 30 años. Situado en el barrio de Sanchinarro, cuando se construyó estaba aislado de la ciudad, en medio de un erial y ahora se ha convertido en uno de los barrios más punteros de la capital, pero sigue siendo un remanso de paz y silencio.
El hermano Juan Antonio nos ha abierto las puertas de esta casa donde los hermanos de San Juan de Dios acogen a más de un centenar de personas sin hogar, para ofrecer un alojamiento estable y comida a quienes se encuentran en la calle por diversos motivos.
Aquí llegan generalmente personas en situación límite son un desarraigo social muy marcado debido a la grave problemática personal que arrastran como pérdida de empleo, familia, hogar, situación de calle prolongada etc. Suelen ser hombres mayores de 40 años, con adicciones que complican sus carencias y agravan su estado, por lo que la misión del centro es prestarles una atención integral para mejorar su calidad de vida y paliar su situación. Asimismo, se imparten talleres de rehabilitación, creatividad, informática, teatro y huerto, entre otros.
Nos han recibido con los brazos abiertos para compartir con nosotros una jornada inolvidable que nos ha permitido conocer una realidad que existe, aunque muchos no lo ven. Porque ese es el gran reto que plantea la campaña Nadie sin hogar, que seamos capaces de mirar y ver a todas esas personas que parecen invisibles y están en las calles de nuestra ciudad.
Hay que dar gracias a Dios por todos los que han sido acogidos en este albergue que viven con dignidad. Algunos, durante unos meses, otros, por años, y la mayoría, toda la vida. Nos han abierto la puerta de su casa, nos han recibido con gran cariño y nos han dado un testimonio precioso, charlando con ellos para conocer sus aficiones, cuál es su historia. Toda una lección de vida, que han tenido la generosidad de compartir con nosotros.
Porque eso es lo que más aprecian. “Queremos que al gente del barrio se acerque y nos conozca” afirma uno de los residentes. Aquí vienen los vecinos a comprar productos de la huerta, se puede llamar a la puerta para comprar, o bien acercarse el primer domingo de cada mes al mercadillo de muebles y objetos de segunda mano que se celebra en el centro.
La jornada puede resumirse en 3 palabras: generosidad, valentía y optimismo. Una verdadera lección de dignidad que emocionó y conmovió a todos los asistentes. Uno de los mensajes que los asistentes se llevaron fue “con la esperanza a cuestas todo se puede. Nadie sin hogar”.
¡¡¡MUCHÍSIMAS GRACIAS POR ABRIRNOS LA PUERTA DE VUESTRA CASA!!!