Comienzos de mi voluntariado
Cáritas Madrid 8 de Noviembre de 2014Hoy queremos compartir con todos vosotros el testimonio de un voluntario. Las personas voluntarias se entregan a los demás, disfrutando cada día con ese tiempo que, tan generosamente, dan.
Hoy queremos compartir con todos vosotros el testimonio de un voluntario. Las personas voluntarias se entregan a los demás, disfrutando cada día con ese tiempo que, tan generosamente, dan.
Los comienzos de mi voluntariado
Recuerdos, indignación y compromiso.
Por cierto deseo de mantener mi intimidad me gustaría callar, pero... Ahí va. Escribo, no buscando "unos minutos de gloria" al modo de los realities televisivos, sino por el recuerdo de aquellas palabras de Pablo cuando nos insta a dar razones de nuestra fe.
Entre las variadas razones con las que rellenar estas líneas voy a centrarme en tres claves por las que me explico mi presencia entre los voluntarios de Cáritas: una primera, la permanencia en mis recuerdos de un buen ejemplo; a la par, cierto espíritu de protesta y finalmente, la interpelación constante de buenos amigos al compromiso.
En mi familia viví una honda experiencia infantil, la generosidad de mi padre entregando su tiempo a la tarea del reparto de cazos de leche. Previamente había que prepararla mezclando la leche en polvos con agua. Era aquello de la ayuda americana. Porque hacían falta manos allí estaban las suyas repartiendo alimento para el que no tenía. ¡Qué rica estaba aquella leche!. ¡Qué útiles aquellos bidones de "cartón duro" donde se almacenaban los polvos! Otra necesidad salvada en la casa del pobre: Los bidones se utilizaron en muchas casas como armarios, aprovechados por quienes carecían de "arcón vertical" para la ropa. Mientras unos padres recogían y cargaban hasta su casa con el nuevo mueble de diseño, mi padre seguía con su reparto y poniendo orden entre los niños que hacíamos fila a la puerta de la "Gota de leche".
A la hora de "apuntarme" a ser voluntario aquellos recuerdos parecen determinar "mi primera intención": ¿porqué no empezaba yo a repartir comidas en algún comedor social, ahora que disponía de tiempo y aquella antigua necesidad, en versión moderna, estaba tan vigente?.
El segundo motivo está en relación con mi vida laboral, suspendida por la enfermedad. Mi salud amenazada en extremo me ha hecho consciente de mi "fecha de caducidad", Aunque nadie la conocemos, parece como si alguien me dijera: la vida hay que "consumirla preferentemente antes de" ... "YA MISMO". La urgencia de esta fecha adelantada, me invita a no perder más tiempo.
Mirando atrás, mi vida se presentaba a ráfagas como ocupada por "mi interés". Trabajaba para cubrir "mis necesidades". Al mismo tiempo mi empresa me mal aprovechaba como persona y se beneficiaba sacándome rendimiento como "productor". Este vivir "por intereses" me incomodaba y me empujaba a rebelarme contra ello.
Mirando al frente veo una gran posibilidad, colaborar con Cáritas me llena de vitalidad. Nuevamente puedo pensar, analizar situaciones, organizar respuestas, crear soluciones y todo esto sin "cobrar un duro". Cada día se me hace corto, el tiempo se llena con mi dedicación a las necesidades de otros y yo disfruto con estas prisas.
La tercera razón está en la trayectoria de compromisos que año tras año, concretaba ante mi grupo de referencia creyente. Nuestra "pequeña comunidad", desde hace ya muchos años, nos viene sacando de la rutina, la inercia y la pasividad con la que despreocupadamente, sin sus reflexiones, interpelaciones y acompañamientos, viviríamos nuestra fe, a bien seguro. Cáritas fue, muchas veces, una opción que estaba delante pero sin llegar a hacerse realidad. Ahora sí. El verano pasado, una vez terminado nuestro encuentro, empecé a dar los pasos que se nos piden a los voluntarios: ofrecernos, formarnos, reflexionar sobre las tareas que necesitan manos, ponernos a disposición y fijar días y horas en las que hacer el trabajo.
Cada día tengo "razones" por los que estar fuera de casa y sobre todo "fuera de mi". No son motivos de "huida", sé lo que dejo dentro. Para los que quedan en casa, mi mujer y mis hijos, mi agradecimiento. Yo soy el voluntario de puertas a fuera, ellos, son también voluntarios de puertas adentro. Esta mi experiencia de "éxodo" me llena de entusiasmo, y me da fuerza para ser con otros.
Mis razones, pienso, son extensibles a casi todos los estén dispuestos a hacer algo por los demás, aunque las vivencias de cada cual variarán notablemente. Muchas personas, entregadas al servicio, nos estimulan con su ejemplo, estad atentos a sus vidas. Existen muchas circunstancias y situaciones de necesidad que a diario nos invitan a cambiar nuestra indignación por acción, no permanezcáis en la simple protesta. Y cómo no, El que es Vida sigue reclamando aprovechar la oportunidad de actualizar voluntariamente su Evangelio, si queremos podemos escucharlo y vivirlo.