Carta del cardenal Osoro en apoyo a la Mesa por la Hospitalidad

Cáritas Madrid 18 de Abril de 2018

La misiva va acompañada de un folleto de la Mesa en el que se recuerda que actualmente sigue en pie la oferta de la Iglesia de poner en marcha «un corredor humanitario»

Queridos hermanos y hermanas:

 

Al iniciar la Cuaresma os invitaba a «cambiar de moneda» en favor de la oración, la limosna y el ayuno. Son medios seguros para facilitar cambios personales y sociales: «Hagamos este camino cuaresmal con la convicción absoluta de que nuestra conversión mejora el mundo”. En efecto, solo volcando nuestro corazón hacia Dios y hacia el encuentro con el prójimo, apostaremos “por una humanidad en la que todos estemos sentados en la misma mesa».

 

En este tiempo de penitencia y de gracia, escrutando los signos de los tiempos y considerando especialmente la situación de extrema vulnerabilidad en que se encuentran personas que están llegando a nuestra diócesis huyendo de la persecución o la falta de oportunidades, resuenan con fuerza en nosotros las palabras de Isaías: «Este es el ayuno que yo quiero: partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos» (Is 58,7). No es un ideal abstracto o imposible. En las últimas semanas he podido seguir de cerca, con preocupación y con esperanza, cómo personas extranjeras, mayormente jóvenes, después de un periplo migratorio de extrema dureza, quedaban a la intemperie y eran acogidas por hombres y mujeres de buena voluntad en sus propios domicilios. Casas particulares y, en algunos casos, dependencias eclesiales o comunidades religiosas se están tornando en espacios benditos de calor y acogida de emergencia.

 

El ejercicio de la caridad en situaciones de precariedad y olvido de Dios ha sido un factor de primer orden para contagiar al mundo la fuerza arrolladora del Evangelio desde los orígenes del cristianismo. En el reciente encuentro de Oración y escucha que he tenido en el arzobispado con personas y entidades de acogida, he podido acoger los impresionantes relatos de dolor, el anhelo de justicia y la ilusión de quienes quieren vivir entre nosotros. Me han impresionado los gestos prontos y generosos de quienes se están empeñando en hacerles hueco comprometiendo su propia comodidad. A unos y a otros, «¡nunca los dejemos solos!» (EG 48). Todos ellos son también, de algún modo, palabra de Dios que se dirige a todos nosotros para interpelarnos como Iglesia, invitación a salir de nuestras zonas de confort y a abandonar el terreno de la retórica y poner por obra palabras del Papa Francisco: “acoger, proteger, promover e integrar a los inmigrantes y refugiados”.

 

«No olvidéis la hospitalidad: por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles» (Hbr 13, 2). Sepamos responder con generosidad y audacia. Por ello, os ruego que prestéis la mayor atención a las iniciativas de la Mesa por la Hospitalidad para elevar el listón de nuestra respuesta como Iglesia ante la movilidad forzosa, y articular la acogida de la mejor manera posible, con «calidad y calidez». Parroquias, comunidades religiosas, movimientos, asociaciones y fieles habremos de utilizar el corazón y la cabeza, considerar ante el Señor nuestras posibilidades de respuesta ante este desafío y recordar a las autoridades sus deberes ineludibles, especialmente para las personas susceptibles de medidas de protección internacional. Al mismo tiempo nos sumaremos a la petición del Papa de que el Pacto Global Migratorio a nivel supraestatal a finales de 2018 ordene de manera segura y racional los desplazamientos humanos.

 

Con gran afecto os bendice,

+ Carlos Card. Osoro Sierra, arzobispo de Madrid

 

Fuente: www.archimadrid.org

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