Ayudar a las familias necesitadas, atender a mayores solos y celebrar enterramientos diarios con mucha fortaleza y entrega, así vive la Parroquia de Santa María de la Antigua la crisis del coronavirus

Cáritas Madrid 15 de Abril de 2020

Julián, el párroco, y Miguel, responsable de Cáritas en esta parroquia, la más antigua de Viclávaro, relatan cómo ha cambiado su actividad con la irrupción del coronavirus, y su entrega y compromiso con las personas que necesitan en este momento algún tipo de ayuda. Ellos nos demuestran que en estos días  "La Caridad no cierra".


Julián, el párroco, y Miguel, responsable de Cáritas en esta parroquia, la más antigua de Viclávaro, relatan cómo ha cambiado su actividad con la irrupción del coronavirus. u entrega y compromiso con las personas que necesitan en este momento algún tipo de ayuda. Ellos nos demuestran que en estos días  "La Caridad no cierra".




Cáritas Madrid. 15 de abril de 2020.- La Parroquia de Santa María de la Antigua en Vicálvaro es la más antigua de este barrio de Madrid, antiguo pueblo, y desde la Acogida de  Cáritas atiende no solo a los feligreses de su zona de actuación, también a los sectores I y III de la Cañada Real. Actualmente todo el grupo de voluntarios de la Cáritas parroquial está confinado en sus casas en razón de su edad, los más mayores, o por haberse contagiado del coronavirus los más jóvenes, pero en estos días de auténtica prueba para todos, Miguel (coadjutor y responsable de Cáritas) y Julián (párroco), se multiplican para poder atender las numerosas peticiones de ayuda que reciben, y mantener además su labor pastoral tanto en la iglesia como en el cementerio parroquial.

 

Sin nada que comer

En Vicálvaro, un barrio eminentemente obrero, coexiste junto a la población de origen español una amplia colonia de origen suramericano y también de procedencia rumana, a las que la crisis del coronavirus ha afectado especialmente, no sólo desde el punto de vista sanitario, sino también desde el punto de vista económico y social. Muchas familias que se mantenían hasta ahora con trabajos de cuidado de niños o ancianos, o de empleadas de hogar, u que obtenían ingresos con la música callejera, se han encontrado de pronto sin ningún tipo de ingreso, por lo que, simplemente poder comer algo todos los días se ha convertido  en su principal preocupación.

 

Ante esta perspectiva, Miguel como responsable de Cáritas, se centra ahora en facilitar comida a todas las personas que se lo solicitan, tanto a las que ya estaban registradas con anterioridad como a todos los que se acercan a Cáritas Diocesana de Madrid por primera vez para poder comer.

En previsión de lo que se avecinaba, unos días antes de comenzar el Estado de Alarma, se realizó una importante compra de alimentos con los fondos parroquiales. Con eso y con la ayuda proporcionada por la asociación de Jóvenes por España, que ha facilitado otro gran lote de alimentos, más unos mil kilos de patatas facilitados por el Ayuntamiento de Madrid, se está logrando ayudar a un gran número de familias.

 

La soledad y el aislamiento

Otra de las preocupaciones de Cáritas son los numerosos ancianos que deben sobrellevar el aislamiento en soledad. En este barrio son muchos y lógicamente no se les puede atender a todos en sus domicilios, no solo por precaución para evitar contagios; como ya hemos dicho, por razones de edad, las voluntarias y voluntarios deben permanecer en sus hogares forzosamente. Pero para eso está el teléfono, y por este medio, el equipo de atención a familias se mantiene en comunicación permanente con todos los que lo han solicitado, prestándoles la compañía que en estos casos es tan necesaria para mantenerles animados, para que sigan sintiéndose personas. Y si es necesario comunican a la parroquia alguna incidencia que implica la visita personal. Miguel nos comenta el caso de una anciana que ha perdido estos días a su marido, y a la que visita todos los días para confortarla en lo posible, y para vigilar que se toma las medicinas que necesita.

 

La iglesia, abierta

Pero como hemos mencionado antes, tanto Julián como Miguel tienen que multiplicarse porque también mantienen la iglesia abierta (mañana y tarde), a la que a veces asiste algún parroquiano, que esporádicamente y siempre con las medidas de seguridad establecidas, se acerca para orar. Para facilitar estos rezos espontáneos han colocado en el umbral una cruz y unos reclinatorios, en los que el que lo desee puede rezar sin entrar al templo.

 

Enterramientos diarios

La parroquia tiene también a su cargo el cementerio parroquial de Vicálvaro, y los dos sacerdotes tienen que acompañar e intentar confortar a los familiares de los fallecidos, que en estos días aciagos se han más que triplicado. Si en meses anteriores se daba una media de ocho a diez enterramientos al mes, actualmente se producen dos o tres enterramientos todos los días, lo que resulta agotador emocionalmente por las circunstancias especiales por las que estamos atravesando, ya que los escasos familiares que pueden acompañar a los finados, están abrumados por no haber podido atender en sus últimos días a su madre o a su padre, y por no poder acompañarles con toda la familia en su último viaje, y además, en algunos casos incluso con la duda de si efectivamente están dando sepultura a su familiar más querido.

 

Esta labor incesante y callada, genera a veces bajones en la fortaleza de estos sacerdotes, por la dureza de las situaciones que afectan a las personas a las que atienden lo mejor que pueden. Bajones que superan por amor a Cristo crucificado, al que se encomiendan aun con más intensidad en estos días de Semana Santa, siempre con la fe y la esperanza puestas sencillamente en su Amor. Amor que ellos entregan desinteresadamente a todos nuestros hermanos, siguiendo el mandato evangélico (Mt.25-35,36).

 

Gracias Julián, gracias Miguel, y gracias a todas las personas que están entregándose a los demás por ese amor filial que nos une a los que sufren esta pandemia, que tan duramente está afectando a nuestra sociedad, física y emocionalmente. Que de vuestros ejemplos surja una sociedad más justa y más solidaria.

 

#LaCaridadNoCierra

 

 

 

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