Avanzamos en el cuidado y conservación de la naturaleza

Caritas Diocesana de Madrid se propone dar un paso más hacia adelante - sin desviarse de su razón de ser que es acoger, acompañar y ayudar en sus necesidades más perentorias a las personas que acuden a ella- con el desarrollo de nuevas actividades que contribuyan al cuidado de la Creación y al beneficio de las personas a las que acompaña. Con el deterioro de la naturaleza, las primeras afectadas son las personas más vulnerables, como nos dice el papa Francisco en su encíclica Laudato Sí’.

En este sentido, a la labor que viene desarrollando desde hace varios años Cáritas Madrid de gestión de residuos de ropa usada, añade ahora la gestión de residuos de pilas y baterías usadas. Las pilas se van a recoger simultáneamente con el textil, aprovechando los desplazamientos para vaciar ambos residuos, ya que las pilas se depositan en pequeños buzones adosados en el exterior de los más de trescientos contenedores de ropa existentes en Madrid, en parroquias y centros comerciales. Posteriormente se entregarán en una planta recicladora para su tratamiento adecuado. Para este proceso contamos con la colaboración de las parroquias y de la principal plataforma española en el reciclado de aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) y pilas.

En línea con esta contribución a la conservación de la ‘Casa Común’, en un futuro, cuando se haya consolidado la gestión de residuos de pilas, se podría iniciar la de pequeños electrodomésticos, tipo móviles o tabletas. Esta nacería, por un lado, como empresa de inserción y, por otro, como línea de formación de reparación de electrodomésticos, en el Campus Cáritas Madrid, para formar técnicos que reparen o reciclen este tipo de aparatos.

Una vez más se nos plantea la pregunta: ¿y yo qué puedo hacer?

La encíclica papal nos anima a llevar a cabo una serie de acciones encaminadas a conservar y mejorar la ‘Casa Común’. Hay algunas que, aparentemente, tienen una repercusión muy leve sobre la naturaleza: el ahorro de energía apagando luces o reduciendo calor, o el ahorro de agua cerrando los grifos y reduciendo su consumo innecesario. Estas acciones pueden suscitar el sentimiento de que lo que yo hago es un infinitésimo en la Naturaleza, pero recordemos el dicho castellano de que “un grano no hace granero, pero ayuda al compañero”. Lo que yo puedo hacer con estas dos medidas, repetido por muchas personas que puedan sentirse movidas por mi ejemplo, supone muchos granos.

En nuestra actividad diaria, muchas veces de forma inconsciente, estamos generando continuamente residuos, bien sean estos orgánicos, de envases o de papel. Este sí que es un enorme granero. Es fundamental que los residuos que se produzcan estén adecuadamente gestionados. Para ello la primera medida básica es que sean clasificados, ya que esto supone un enorme ahorro en la gestión; esto es, que cada tipo de residuos sea depositado en el contenedor correspondiente. Y esto sí que es una labor fácil, pero imprescindible, que cualquier persona puede llevar a cabo.

En el proceso de gestión de los residuos, se sigue un itinerario caracterizado por la regla de las 5R: Reutilizar, Reparar, Reducir, Reciclar y Rechazar (vertido o incineración con Recuperación de energía). Se dice que “el mejor residuo es el que no se produce”, en base a un consumo responsable. Por eso, Cáritas Diocesana nos anima a mentalizarnos para que nuestros residuos se queden en las tres primeras “R” (en el caso de las pilas, por ejemplo, utilizando las que sean recargables). Para las dos últimas, debemos preocuparnos de depositarlos en recipientes que faciliten el tratamiento separado y específico de cada uno de ellos.

De ahora en adelante, cuando vayamos a misa, pongámonos las pilas…. y dejémoslas allí.