Aquí cabemos todos

1 de Marzo de 2024

Relato testimonial, por María Cristina del Moral Ituarte
(Servicio de Voluntariado de Caritas Madrid)
 

Era el primer día de Lola como voluntaria en Cáritas Madrid; un voluntariado de gran responsabilidad: orientar, derivar a un destino adecuado a los futuros voluntarios…
Pensó en ser actual e innovadora. Una reunión de sus cuatro primeros candidatos, seguro que resultaba enriquecedora. Ella tenía sus ideas preconcebidas respecto a los perfil.

El primero en entrar fue un cincuentón de brazos tatuados, lucía camiseta de manga corta con dibujo de gran plátano, cola de caballo, pendiente dorado y barba de dos días -por lo menos…-. Dijo llamarse Raúl y se sentó. Enseguida entró una joven veinteañera, con cara de manzana Fuji; besó a Lola en ambas mejillas y con sonrisa de oreja a oreja tomó asiento frente a Raúl, me llamo Eulalia, pero llamadme Laly, dijo volviendo a sonreír.  El próximo en entrar, un hombre canoso con bigote a lo Bismark y un cuidado desaliño de buen gusto, dijo llamarse Juan Antonio, se sentó junto a Raúl al que observó con mirada neutra, como un entomólogo a un insecto nuevo. Por último accedió a la sala una mujer que podría ser un maniquí de escaparate de  la calle Serrano, tanto por su esbeltez como por la combinación de verde color musgo y tonos castaños de su  completo atuendo; dirigió una mirada circular a  los asistentes , dijo llamarse Ana Luisa Altolaguirre y se sentó junto a Laly.
Bien empezamos… ¡caramba con los perfiles de Cáritas!

-    “¿Por qué estáis aquí?, ¿quién empieza?”.

Laly, con expresión de ángel de Murillo dice: “Yo creo que es porque se nace voluntario, es algo que desde siempre lo tienes dentro y...”. Sin dar tiempo a más, Raúl interviene, “pues esa serás tú porque yo empecé en la cárcel, ¡de preso!” -recalca. El silencio de pocos segundos se ve rápidamente interrumpido por el canoso elegante: “Pues yo tengo muy mal genio y muy poca empatía, pero, o me ocupo en un voluntariado o mi mujer se divorcia de mí; ¡esta inesperada prejubilación me está matando!”. Ana Luisa siente todas las miradas clavadas en ella y se echa a llorar. “Soy una privilegiada, nunca he trabajado ni fuera ni dentro de mi casa, me paso el día divirtiéndome y así no puedo seguir. ¡Tengo muy mala conciencia!”.

Tres semanas después, con cierto temblor en las manos, Lola empieza a comprobar el resultado de sus esfuerzos, comienza por Laly. ¡Ánimo!, se dice. Tras la cantarina voz de la chica respondiendo a su llamada, una inconfundible voz mecánica dice: próxima estación... 
-    ¿Estás de viaje?
-    Bueno -responde- un viaje corto. Voy a Alcalá Meco
-    ¿Y eso? Te había derivado a un hogar infantil...
-    … pero ya ves, me convenció Raúl. ¡Que tío más majo!

Con más confusión que alivio, llama a la Residencia de Mayores donde ha derivado a Raúl. Le dice la responsable de voluntariado que, aparte de pelearse todos los días porque ambos hacen trampas en las partidas de mus, don Miguel sueña en que llegue “ese golfo de tío que me habéis asignado”, y hasta está rejuveneciendo.

La duda sobre el desarrollo de las actividades de Juan Antonio pretende Lola resolverla personalmente. Al llegar al Centro de Jóvenes la recibe una voz estruendosa, no exenta de epítetos poco gratos, que sale de un aula. “¿No será mi voluntario?”, pregunta a la directora, “perdonad, ¡ya temía yo que no iba a servir para dar clases de matemáticas!”. La directora se ríe, “pero ¿cómo que no sirve? si es un crack en matemáticas y a los chicos les hace gracia que sea tan poco profe, como dicen ellos. Cada vez tiene la clase más llena y no falta ninguno”.

Con Ana Luisa hubo que esperar tres meses y probar varias actividades; los ancianos, los niños y las mujeres le hacían llorar. 

Finalmente, en un almacén de reciclado ordena la ropa, por tallas y colores; ha encontrado su voluntariado ideal y, de paso, se ha deshecho de su extenso vestuario. Ahora, sin mala conciencia, puede seguir comprando en todas las tiendas del barrio de Salamanca.

¿Quién ha dicho que en Cáritas Madrid no hay hueco para cualquier perfil de voluntario?

 

María Cristina del Moral Ituarte
Servicio de Voluntariado de Caritas Madrid
 

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