Anna y la "cara escondida" de la Salud Mental
Cáritas Madrid 7 de Octubre de 2019Este jueves, 10 de octubre, celebramos el Día Mundial de la Salud Mental. En plena Campaña de las personas Sin Hogar, desde Cáritas Dicesana de Madrid queremos mostrarte algunas de las personas a las que acompañamos en el Centro de Día y Residencia Nuestra Señora de Valvanera. Son personas con enfermedades mentales, en situacion de calle, con las que hemos aprendido, que han enriquecido nuestro día a día y que ahora queremos presentar al resto de la sociedad.
Este jueves, 10 de octubre, celebramos el Día Mundial de la Salud Mental. En plena Campaña de las personas Sin Hogar, desde Cáritas Dicesana de Madrid queremos mostrarte algunas de las personas a las que acompañamos en el Centro de Día y Residencia Nuestra Señora de Valvanera. Son personas con enfermedades mentales, en situacion de calle, con las que hemos aprendido, que han enriquecido nuestro día a día y que ahora queremos presentar al resto de la sociedad.
Cáritas Madrid. 7 de actubre de 2019.- Anna, llegó al Centro de Día Santa Hortensia, el verano de 2012. Con un vestido de tirantes blanco y el pelo corto, sonriendo y hablando con profesionales y personas atendidas, como si las conociera de siempre. Le enseñamos el centro y los talleres por los que no mostro mucho interés. Se quedaba sentada en la entrada, charlando con la auxiliar administrativo y saludado a todos los que entraban.
Nos comentó que el viernes se iba a Oviedo, a lo que ningún profesional le dio veracidad, la veíamos tan vulnerable, que no pensamos que tuviese las capacidades suficientes, como para coger un tren o un autobús e irse a Oviedo. Llegaron las 18:00 de la tarde, hora de cerrar el Centro de Día. La dijimos “hasta el lunes Ana”. Cual fue nuestra sorpresa cuando el lunes no llegó al centro, porque se había ido a Oviedo y no regreso.
No volvimos a saber nada de ella, hasta que el Equipo de Calle de Salud Mental de la Comunidad de Madrid ECASAM, la propuso para que entrará a la mini residencia Nuestra Señora de Valvanera (el centro de Caritas Madrid para personas sin hogar con trastornos de salud mental) en el año 2014. En ese momento, Anna vivía en un albergue con un amigo y compañero. Llevaban mucho tiempo cuidándose en un momento difícil, por lo que se habían hecho inseparables, así que cuando Anna entró en la mini residencia, él empezó a venir a Centro de Día de Valvanera. Aunque a veces pareciesen el perro y el gato, siempre estaban pendientes de lo que el otro necesitara en Valvanera.
Ana fue conquistando a todos poco a poco con su ternura, su cariño, con su cara risueña y su sonrisa o paseando por la entrada. Recibía a toda persona que llegaba: voluntario, profesional, o persona atendida con unas cuantas preguntas, que no te daba opción a no contestar. Se convirtió en la bienvenida al centro. Una vez que te conocía te decía: “Hola, anda, has venido, y te preguntaba ¿cómo está tu familia?”, como si los conociera de toda la vida, ya que recordaba todo lo que le habías contado. Con sus compañeros, compartía todo lo que tenía y ellos también con ella. Así se ganó el respeto y el cariño de todos en Valvanera.
Pero lo más sorprendente fue como se ganó al barrio entero, saliendo sola, con compañeros o profesionales. Cada día era una aventura: salía a la calle y con su simpatía hablaba con todas las personas del barrio, de repente gritaba “Holaaaaaaaaaaaaaaaa” y una persona que estaba en la acera de enfrente la saludaba y entablaba una conversación. En las cafeterías del barrio, donde iba a tomar café era clienta VIP, conocía el nombre de todos los camareros, propietarios y clientes. Uno de los propietarios nos contaba que lo que más emociono fue, que cuando volvió de unos de sus viajes, antes de llegar a la residencia, paso por el bar a saludar y le regalo una caja de nicanores. Con este tipo de detalles nos mostraba el valor de los pequeños detalles.
La sociedad por lo general, piensa que las personas con problemas de salud mental son peligrosas, pero Anna nos enseñó un mundo, que solo ella podía entender, del que todos formamos parte, en el que no hay mal, solo amor y el cariño con el trataba a todas las personas de Valvanera y del barrio con las que compartió un tramo de su camino. Anna nos cambió nuestra manera de ver el mundo y la salud mental.
Como dice un poema de Antonio Gala, su poeta favorito: “Cuando el amor comienza, hay un momento en que Dios se sorprende de haber urdido algo tan hermoso”.
Anna nos dio una gran lección “no debes juzgar un libro por su portada”. Siempre debes mirar más allá de lo que parece a simple vista.
En la imagen: dibujo realizado por Anna.