Anécdotas y gestos de solidaridad que nos han conmovido este Día de Caridad

9 de Junio de 2023

Todavía le faltaban dos euros para llegar a los diez de rigor. "Con diez euros tengo para mis gastos. No necesito más para vivir. Cuando llego a esa cantidad me voy". Eso le contaba un hombre barbudo, con pinta algo desastrada y con un vaso de plástico en la mano, al presidente de la mesa del Día de Caridad. La mesa había sido puesta apenas a dos metros de él, donde ocupa su espacio habitual para pedir. Competían por su espacio vital. De ese espacio él sacaba lo necesario para su supervivencia, jornada tras jornada. Después de decir adiós a los presentes desapareció. Al rato volvió y, para sorpresa de los que estaban allí, cogió los diez euros y los metió en la hucha, moneda a moneda. Todos quedaron sorprendidos, menos él, quien se fue ufano y orgulloso de haber hecho lo que todos deberíamos hacer, porque como dice el papa Francisco: "La caridad no se hace con lo que sobra sino con lo necesario".
Cáritas Vicaría VI 

Arreciaba la lluvia a esta mañana. Una mesa del Día de Caridad ocupaba la entrada principal de un bar. Y el toldo echado resguarda a las voluntarias que allí estaban. “¿Pero esta mesa no obstruye el paso del establecimiento? ¿No les molesta? Vamos a moverla de sitio”. Sugirió una de las personas del equipo que pasaba a saludar.
“No” -dijo la dueña del bar-. “Hoy este lugar privilegiado es para vosotros. Mi madre fue durante muchos años presidenta de mesa, y yo os estoy profundamente agradecida por vuestra labor”. Nada más que decir…Hoy a la entrada de ese bar, la mesa principal, no era la de los comensales.
Gracias Cáritas Vicaría I por compartirla.
Cáritas Vicaría I

Flores que perfuman la mesa. Flores que adornan. Flores que son el gesto de amor de alguien agradecido. La imagen se repite.
Esas son las flores que una mesa del Día de Caridad, en un barrio del norte de Madrid, luce cada año, ya llueva o haga sol. Son las flores que la dueña de una floristería regala como agradecimiento. Ella fue una de tantas personas que hace unos llamó a las puertas de Cáritas Madrid. Y la recibieron. Y la escucharon. Y la ayudaron a emprender un negocio que, como las flores que ahora vende, ha florecido. 
Por eso cada Día de Caridad, como siempre con un gracias, nos manda un ramito de flores frescas.
Cáritas Vicaría VIII
 

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