Alegría, convivencia y aprendizaje en una semana diferente
21 de Agosto de 2025Esta semana, Cáritas Madrid ha organizado un campamento para adultos en el que han participado 21 personas de distintos proyectos destinados a quienes atraviesan situaciones de vulnerabilidad. Han acudido participantes del Hogar Isaías, de las Viviendas Comunitarias, del Centro de Tratamiento de Adicciones, Nuestra Señora de Valvanera y del centro de día Alonso Cano. Durante siete días, todos ellos han compartido un espacio de convivencia, descanso y disfrute, con actividades diseñadas para fortalecer la relación entre participantes y ofrecer una experiencia lúdica y entretenida.
Las jornadas han estado llenas de propuestas variadas: desde talleres de manualidades, como el trabajo con arcilla, hasta sesiones de baile y aerobic que llenaban de risas y energía cada mañana. Tampoco han faltado los juegos de mesa, las visitas a la piscina y los deportes al aire libre, que se convirtieron en una ocasión perfecta para reforzar lazos y vivir la alegría de hacer cosas en grupo. Cada actividad estaba pensada no solo como entretenimiento, sino como una oportunidad de disfrutar y compartir.
Una de las monitoras lo resumía así: “En muchas ocasiones nos lo ponen más difícil que los niños a la hora de comenzar las actividades. Pero una vez se abren, disfrutan muchísimo de lo que hacemos”.
El taller de manualidades fue uno de los más valorados por los participantes, ya que permitió descubrir lo creativos que son. El contacto con la arcilla, moldeando figuras, se convirtió en una experiencia muy gratificante en la que mientras trabajaban compartían consejos de cómo hacerlo mejor y experiencias personales. También las sesiones de baile marcaron el día a día: música, movimiento y un ambiente festivo que animaba las mañanas y ayudaba a desperezar el cuerpo.
Pero, más allá de la diversión, el campamento ha supuesto un espacio de desconexión y de cuidado. Como decía una de las participantes: “Estoy muy agradecida a lo que hace Cáritas por nosotros. Venir aquí a pasar una semana nos ayuda a desconectar de los problemas y a disfrutar de estos momentos. Es como un respiro que nos da fuerzas para seguir adelante”.
La piscina, las excursiones y las veladas nocturnas fueron, sin duda, otros de los momentos más esperados. Compartir tiempo al aire libre, conversar sin prisas, reírse con los juegos… Todo ello ha creado un clima de confianza y cercanía que se apreciaba en el ambiente. Muchos expresaron la satisfacción de sentirse parte de un grupo en el que eran escuchados y valorados, algo que a menudo escasea en su día a día.
El campamento ha tenido también un fuerte componente comunitario. El hecho de convivir durante unos días ha favorecido el compañerismo y la colaboración en las pequeñas tareas: organizar las mesas, preparar materiales, cuidar de los espacios comunes… Gestos sencillos que, sumados, transmiten la importancia de la responsabilidad compartida y el apoyo mutuo.
Estas iniciativas buscan mucho más que ofrecer ocio. Se trata de abrir espacios donde cada persona pueda experimentar que es valiosa, que puede aportar a los demás y que merece ser feliz.
El valor de esta experiencia no termina cuando acaba el campamento. Los aprendizajes y las amistades acompañan a los participantes a la vuelta a su vida cotidiana. En muchos casos, esta con vivencia se convierte en un punto de inflexión que ayuda a retomar objetivos personales, mejorar la autoestima o fortalecer la motivación para seguir avanzando.
Desde Cáritas Madrid reafirmamos nuestro compromiso de seguir ofreciendo iniciativas como esta, convencidos de que el acompañamiento pasa también por cuidar el bienestar emocional y relacional de las personas. La esperanza, la convivencia y la alegría que se respiran en estos encuentros son una muestra de que, incluso en medio de la vulnerabilidad, siempre hay espacio para crecer, compartir y mejorar.