El voluntariado en Valdemorillo, 20 años ‘abriendo las alas’

Hace veinte años, como las alas de cigüeñas que se posan en el campanario de la parroquia de la Asunción en Valdemorillo, se ‘abrieron las alas’ de un grupo de personas. Ellas traían, igual que las cigüeñas, buenas nuevas.

Hablamos de personas con nombres propios, personas implicadas con otras personas cuyos rostros y nombres desdibujan la indiferencia, la desigualdad y la vulnerabilidad. Eran Rafael Márquez Morato, el párroco de la Asunción, eran Elisabeth Kieffer y Merche Leguina, voluntarias, quienes abrieron las puertas de su corazón a las familias más necesitadas de la zona.

Así nace la Cáritas parroquial de Valdemorillo. Han pasado 20 años, que como dice la canción “no son nada”, pero han sido de mucho. Sobre todo para aquellas personas que por la tarde, cuando el sol y la cigüeña se posan en el campanario, vienen desalentadas, porque no tienen para hacer la compra, porque han perdido el trabajo o no encuentran un hogar. Buscan que las escuchen, ayuden y acompañen. Son, como nos dicen desde la acogida, muchas personas, “más de las que nos hubiese gustado”.

Pero el rostro del desconsuelo en la Cáritas parroquiales lleva asociado el rostro del amor y la escucha de quien lo recibe. Voluntarios y voluntarias los acompañan, han sido su esperanza para que levanten el vuelo. Igual que las cigüeñas que anidan desde entonces en la Asunción. “Dispuestos, activos, colaboradores y atentos a los problemas y necesidades de cada persona”.
 
La Cáritas parroquial de Valdemorillo, celebra este tiempo de amor, estos 20 años. Lo han hecho con una celebración de agradecimiento, con un espacio de intercambio y de reencuentro. Donde volver a verse para recordar que siguen guardando “una esperanza humilde / Que es toda la fortuna de su corazón”.
Felices veinte años de vuelo.