Acercando lo real a lo utópico

Cáritas Madrid 31 de Marzo de 2017

Antonio, voluntario de Cáritas Vicaría I, nos cuenta su experiencia como formador

Antonio, voluntario de Cáritas Vicaría I, nos cuenta su experiencia como formador.

 

Cáritas Madrid. 31 de marzo de 2017.-Soy volutario de Cáritas, donde imparto formación. Hablo habitualmente sobre inteligencia emocional. Una de mis tareas es uniformar criterios, estrategias, conocimientos; nunca personas. Creo que en Cáritas se respeta la idiosincraia de cada persona: la de los voluntarios y usuarios.


Unos y otros acuden a esta entidad católica para satisfacer necesidades. Los voluntarios, de tipo personal, autorrealizativo; las personas que atendemos, necesidades más perentorias: alimentos, medicinas, pañales para sus hijos, formación para el empleo, compañía, etc. Todos son recibidos. Cáritas no pide credenciales ni papeles, ni pregunta por la fe religiosa (o la falta de ella). A la hora de atender mejor a las personas necesitadas no basta, sin embargo, con buena voluntad —aunque ésta se presuponga siempre—, y por eso Cáritas provee a los voluntarios de cursos como los que yo mismo imparto.


Durante los últimos meses he tenido la oportunidad de comprobar que el nivel de compromiso de estos voluntarios es muy alto. Hay contento por formar parte de Cáritas, conciencia clara de su labor social (algo menos de su “trabajo por la justicia”, lema al que yo suelo referirme para no dejar puntada sin hilo), interés por acercar lo real a lo utópico, ganas de remediar situaciones penosas y aliviar a quien no tiene, no puede o es marginado por cualquier condición. Y aunque a veces puedan darse el descaro y el aprovechamiento en algunos usuarios, incluso esto se sobrelleva porque es mayor el número de quienes acuden a Cáritas afectados por una genuina necesidad de ayuda.


Cáritas es la gran obra social de la Iglesia católica. Pero ello no inspira a sus voluntarios y trabajadores ni una pizca de vanidad, porque realizan su labor calladamente, sin poses ni alharacas. Y todo el mundo sabe más o menos a qué dedica Cáritas sus esfuerzos, pero sólo los que se acercan a ella como voluntarios o como usuarios llegan a comprobar su nivel de eficacia. No es infrecuente la sorpresa entonces. Y la gratitud.

 

Antonio Corredor

 

 

 

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