ABRAMOS EL CORAZÓN A AQUEL QUE SE HA FIADO DE NOSOTROS
Cáritas Madrid 6 de Febrero de 2022Este domingo reflexionemos sobre la llamada que tenemos para ser “pescadores de hombres”, para insuflar esperanza a las personas más vulnerables vengan de donde vengan.
Estamos en el Quinto Domingo del Tiempo Ordinario, donde la lectura del evangelio ( Lc 5, 1-11) nos recuerda que como Simón, cada uno de nosotros hemos sido llamados por el Señor, y nos sentimos invitados a vivir y a testimoniar la esperanza que él nos ha dado.
Lo sabemos bien en Cáritas Madrid, donde hemos sido llamados a ser la obra social de la Iglesia, y a evangelizar y a sembrar esperanza con nuestros actos de amor y cuidada a las personas más vulnerables. Nos hemos convertido en “pescadores de hombres”.
Pero a veces nos sentimos pequeños y débiles, nos sentimos lejos del evangelio y de la coherencia del amor cristiano. Sin embargo Dios nos busca a nosotros para ser la esperanza de los vulnerables.
Así, abramos el corazón, aunque esté herido y se sienta pecador, a la palabra y el espíritu de aquel que se ha fiado de nosotros.
Todos, seamos de donde seamos, como nos dice el papa Francisco, tiene dignidad y es nuestro hermano, hay que “acogerlo de manera generosa cuando lo necesite”.
Reflexionemos
¿Qué quiere el Señor de mí?
¿Qué miedos he de afrontar para responder a su llamada?
¿Cómo ser Buena Noticia?
Oración
Aquí me tienes, Señor,
buscando libertad, pero esclavo de mis cosas;
creyéndome lleno, pero vacío de Ti;
escuchando tu llamada, pero haciéndome el sordo.
Al experimentar tu presencia, Señor Jesús,
siento en mí cómo algo me invita a seguirte;
siento una fuerza extraordinaria
que me invita a arriesgarlo todo por ti.
Sin embargo, Señor Jesús,
las cosas de esta vida me siguen atando.
Me sigue atando el dinero
que me hace olvidar las necesidades del hermano;
me sigue atando la comodidad,
que me aleja del sentido de la entrega;
me sigue atando mi egoísmo,
que me cierra cada vez más en mí mismo;
me sigue atando mi orgullo,
que me hace creer que soy el mejor de todos.
Muchas cosas que me alejan de ti me siguen seduciendo,
y yo, Señor, como un cobarde,
te digo que no porque no acabo de convencerme
de que tú me darás la auténtica felicidad.
Dentro de mí siento que hay una guerra encarnizada.
Por un lado, quiero dejar todo lo que me impide serte fiel;
y, por otro lado, me da miedo dejar estas cosas del mundo.
Hace tiempo que necesito una conversión.
Necesito encontrar algo que me dé fuerzas
para dejar tantas ataduras;
algo que me ayude a vencer tantas seducciones del mundo;
que me ayude a decir adiós a este tipo de vida.
Porque vivir a medias no merece la pena;
porque mientras haya guerra en mi interior,
nunca tendré la paz que solo tú puedes dar.
Ábreme los ojos, Señor;
cura mi ceguera, para que te pueda ver.
Llama a mi corazón, Señor,
entra en él que quiero tenerte de invitado.
Dame un espíritu generoso, Señor;
quiero decir sí cuando escuche tu voluntad.
Entra en mí corazón, Señor;
destierra de él todas las preocupaciones y fijaciones,
para que pueda dedicar un espacio sólo a ti, mi Dios.
Dame fortaleza para seguirte sin desfallecer;
dame voluntad para perseverar en el camino;
dame firmeza para no mirar hacia atrás;
dame el experimentarte y sentirte en mi vida,
porque cuando tú, Señor Jesús, habitas en mi corazón
todo me resulta más fácil
y cualquier cosa, por costosa que parezca,
se hace más fácil y llevadera.