Navidad en los márgenes
24 de Diciembre de 2025Por Laura Menéndez
Comisión de Jóvenes de Vicaría V
La Navidad suele llegar envuelta en luces, villancicos y casas que huelen a algo que se está cocinando. Pero cada diciembre, mientras la ciudad se acelera, descubrimos que la Navidad también sucede lejos de todo eso: en los márgenes. En esos lugares donde nadie espera nada y, sin embargo, aparece lo esencial.
En la calle, la Navidad no entra con campanas. Entra, más bien, con el frío que cala y se mezcla con la calidez de estar juntos un rato. A veces, son los educadores de calle echando un frontón o un ping-pong improvisado; otras buscamos algún espacio joven para refugiarnos y jugar a algo sin tanto ruido. La celebración está en ese gesto sencillo de encontrarnos cada semana, de sostener una rutina que permanece, incluso, cuando lo demás se desordena. Estar juntos es el gesto que sostiene.
En el hospital, la Navidad se cuela por los pasillos con la fragilidad a flor de piel. El voluntariado joven entra en las habitaciones con una naturalidad que desarma: hablan, escuchan, sostienen silencios. A veces solo estar al lado de alguien que pasa estas fechas ingresado es suficiente para que el corazón respire un poco mejor. Allí vemos que la esperanza no siempre viene envuelta en papeles dorados: a veces es un «aquí estoy» dicho con suavidad. Allí la luz nace en medio de la vulnerabilidad, y es precisamente eso lo que la hace tan poderosa.
Si pienso en nuestros espacios de acogida, la recepción de una vicaría, un centro arciprestal, una parroquia, me viene la misma imagen: familias que llegan cargadas de historias duras, pero también de una enorme capacidad de rehacerse. La Navidad es volver a sentir que hay un lugar donde parar, donde alguien pregunta por tu vida mirándote a los ojos, donde no hace falta demostrar nada. Sin turrón ni villancicos, siendo hogar.
Podríamos pensar que la Navidad solo brilla donde hay fiesta, pero la verdad es que también se enciende donde apenas hay luz. Tal vez por eso, cada año los jóvenes nos recuerdan que la Navidad sucede, sobre todo, donde nadie o pocos miran. En esos lugares silenciosos donde las personas siguen apostando por la vida, por estar juntas y por la dignidad.
Ahí Nace la Luz que te toca el corazón: en lo frágil, lo sencillo, en aquello que se enciende sin hacer ruido y nos recuerda que, hasta en los márgenes, algo empieza.