5º Domingo de Cuaresma "Frente a la intrasigencia, el perdón de Dios"

Cáritas Madrid 12 de Marzo de 2016

Siguiendo en nuestro camino cuaresmal, ya al final del mismo, se nos invita a mirar al pasado y al futuro. El pasado es aprendizaje y reflexión. El futuro es apuesta y exigencia, ya que Dios, nuevamente, abre sus brazos para acogernos. Se trata de vivir en Cristo Jesús. Vivir con Cristo Jesús, que sufrirá el dolor de la muerte para alcanzar la resurrección.

 

Cáritas Madrid. 13 de marzo de 2016.- Siguiendo en nuestro camino cuaresmal, ya al final del mismo, se nos invita a mirar al pasado y al futuro. El pasado es aprendizaje y reflexión. El futuro es apuesta y exigencia, ya que Dios, nuevamente, abre sus brazos para acogernos. Se trata de vivir en Cristo Jesús. Vivir con Cristo Jesús, que sufrirá el dolor de la muerte para alcanzar la resurrección.

 

En este último domingo de Cuaresma se nos ha invitado a "llenar" nuestro presente de esperanza para vivir el futuro tal como Dios quiere.

 

El evangelio de hoy recoge una escena cargada de mensaje y de contraste.

 

Para Jesús lo decisivo es la misericordia y el perdón. Y es que a Dios le importa menos lo que hemos hecho mal y más la capacidad de cambio que tenemos por delante.

 

¡Qué fácil es criticar y acusar a los demás! Y lo peor es que buscamos justificación para tirar piedras. Al fin y al cabo, las piedras las llevamos más en el corazón que en las manos.

 

¡Cuántas cosas escondemos detrás de nuestros defectos, detrás de nuestras condenas!

 

La escena de hoy  nos clarifica nuestras propias vidsas.

 

¡Qué fácil es descubrir lo malo en los demás!

 

Jesús, que conoce muy bien el corazón humano, no se asusta ante el adulterio de esta mujer. Para Jesús las personas están por encima de sus debilidades. Jesú, que conoce tan bien nuestras flaquezas y tan bien la basura y la intransigencia del corazón humano, asume una actitud muy clara: "el que esté sin pecado, que tire la primera piedra".

 

Para acusar a los demás, es preciso conocernos a nosotros mismos.

 

No quiero más piedras en mis manos, ni más lanzas en mi lengua, ni más amenazas en mis ojos... En vez de piedras, flores; en lugar de lanzas, caricias; en vez de amenazas, sonrisas. Será entonces cuando nos parezcamos a Ti, Señor, y entendamos perfectamente lo que es y significa tu Evangelio.

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