4º Domingo de Cuaresma: Frente a la competitividad el abrazo de Dios
Cáritas Madrid 6 de Marzo de 2016En la parábola de este domingo entramos todos, cada uno a su medida. No se trata de qué hijo era más hijo y quién menos. Los dos tuvieron que aprender que el padre no era lo que ellos pensaban, que era mucho más de lo que podían imaginar...
Cáritas Madrid. 6 de marzo de 2016.- Nosotros, como el antiguo pueblo de Israel, hacemos camino. Nuestro caminar cuaresmal nos lleva a metas "intermedias" para llegar a la meta, al final del camino. Este caminar lo hacemos, como aquellos israelitas, con fiesta y comida. Todo ello para convertirnos en "criaturas nuevas", tal y como nos invita san Pablo.
Caminando, celebramos el Año de la Misericordia; y caminando contemplamos, en las palabras de Jesús, al Padre bueno, que actúa desde la misericordia. La conciliación y la reconciliación, la fraternidad y la acogida serán metas en nuestro caminar cuaresmal.
En la parábola de este domingo entramos todos, cada uno a su medida. No se trata de qué hijo era más hijo y quién menos. Los dos tuvieron que aprender que el padre no era lo que ellos pensaban, que era mucho más de lo que podían imaginar...
Y, por hacerse una idea determinada, se quedaron muchos días de su vida sin saborear la riqueza de su paternidad.
Esta parábola no es una visión ingenua de la vida. Es la descripción de una cruda realidad que todos constatamos día a día. Hombres y mujeres, llamados todos a disfrutar de una misma felicidad y plenitud, no somos capaces de acogernos y convivir como hermanos.
Se trata, pues, de la parábola de un padre bondadoso que desea lograr un verdadero hogar sin conseguirlo.
La parábola de hoy es una invitación a reconocer nuestros errores y afianzar nuestra confianza en un Dios Padre que nos perdona y nos quiere infinitamente.
Como consecuencia de esa humildad para reconocer nuestras equivocaciones y creer en el amor de Dios, vendrá el saber perdonar y amar a los hermanos.
Esta semana, tiene por objeto descubrir el corazón de la cuaresma: el abrazo del Padre es la catequesis central de nuestra vida.