"Este proyecto es un verdadero ejemplo de cómo la solidaridad y el apoyo mutuo, guiados por la gracia de Dios, pueden transformar vidas" Javier Ojeda, delegado de Cáritas diocesana de Madrid
Pilar Algarate 20 de Agosto de 2024Javier Ojeda, recién nombrado delegado de Cáritas Diocesana de Madrid por el cardenal José Cobo, visitó el proyecto Hogar Isaías.
Durante su visita, Javier Ojeda fue felicitado por los residentes por su nueva función en Cáritas, ya que hace unos meses tuvo la oportunidad de visitar el proyecto y conocer de primera mano la labor que allí se realiza. Uno de los residentes le dio las gracias porque recordaba su nombre de aquella visita, y le hizo sentirse parte de una gran familia. Durante la comida, Ojeda tuvo la oportunidad de conversar con los residentes, quienes compartieron sus experiencias y su día a día en el proyecto durante estos meses de verano.
Ojeda expresó su admiración por el trabajo realizado en el Hogar Isaías, destacando: “Este proyecto es un verdadero ejemplo de cómo la solidaridad y el apoyo mutuo, guiados por la gracia de Dios, pueden transformar vidas. Es gratificante ver cómo cada residente encuentra aquí no solo un techo, sino también una familia y un lugar donde recuperar la esperanza”
El Hogar Isaías es una iniciativa de Cáritas Diocesana de Madrid que acoge a personas mayores de 55 años que se encuentran sin hogar y tienen dificultades para encontrar empleo o establecer redes de apoyo.
Este proyecto proporciona un entorno seguro y acogedor donde los residentes pueden recuperar la confianza, la seguridad y la salud. Además, se les ofrece apoyo para reintegrarse en la sociedad y, en muchos casos, retomar relaciones familiares que se habían deteriorado debido a su situación de calle.
En el Hogar Isaías vive la Comunidad de Vida, formada por tres hermanas Hijas de la Altagracia: Deyanira, Rosa e Iluminada. Ellas ayudan a los residentes en las actividades diarias y les hacen sentir que están en su hogar y con su “familia”, ya que muchos han vivido en soledad durante mucho tiempo.
Gracias a las hermanas, a las personas voluntarias y educadoras, los residentes van acompañando las dinámicas y esquemas que traen muy incorporados de su vida en soledad. Por ejemplo, cosas tan básicas como que nadie les va a tocar sus pertenencias o que siempre habrá comida para ellos.