6 de enero. Solemnidad de la Epifanía del Señor.
Pilar Algarate 6 de Enero de 2025Lecturas: Primera lectura: Isaías 60, 1-6; Segunda lectura: Ef 3, 2-3a.5-6. Santo evangelio según san Mateo 2, 1-12
La fiesta de la Epifanía del Señor nos invita a contemplar el misterio del “Dios-con-nosotros”, ese niño que se encarnó, haciéndose plenamente humano como cada uno de nosotros. Ante este misterio de amor infinito, solo podemos callar y adorar. Hoy es un día de alegría y júbilo, no solo por los regalos que compartimos ni por las miradas de asombro y gozo de los niños que los reciben, sino porque celebramos el gran regalo de la manifestación de Dios al mundo, el niño que ilumina a la humanidad que espera su llegada.
La presencia del Salvador transforma nuestras vidas. Él disipa las tinieblas de nuestra cotidianidad, ilumina el camino de quienes se sienten perdidos, llena de ternura los corazones apagados y genera vida y esperanza en lo pequeño, en aquello que parece no contar. Como los Magos de Oriente, vayamos sin demora a presentarle nuestra ofrenda. Este es el tiempo de reconocer que Dios ha visitado a su pueblo y está en medio de nosotros.
El papa Francisco nos recuerda: “Adorar es hacerse pequeño en presencia del Altísimo, descubrir ante Él que la grandeza de la vida no consiste en tener, sino en amar”. Este gesto de adoración nos transforma y nos hace más humanos.
Sigamos el ejemplo de los Magos, no dejemos a nadie de lado. El niño Dios, que hoy se manifiesta al mundo, nos llama a salir, a comprometernos con nuestro entorno como lo hizo Jesús. Este es el tiempo de la acción y del amor, de ser luz y esperanza en medio de las sombras, llevando a los demás la ternura de quien ha encontrado al Salvador.
ORACIÓN
"Queridos Reyes Magos:
Este año quiero pediros que no me traigáis nada para mí.
Todos los años estoy pensando y pensando en lo que quiero, creándome necesidades nuevas y buscando otros caprichos, para aprovechar este día y sacar partido.
Pero este año voy a pediros que me descentréis de mí mismo, que me ayudéis a salir de este egoísmo que me envuelve, para escuchar solamente lo que le pasa a los demás.
Este año podríais cambiar el oro, el incienso y la mirra por otras cosas que urgen más.
Traed trabajo para los que no lo tienen y quitádnoslo a los que tenemos de más.
Traed sensibilidad para adivinar lo que necesita la persona que tenemos al lado.
Traed paz, para que frenemos los pequeños y grandes desencuentros.
Traed sosiego, para que no andemos todos como locos corriendo tras no sé qué.
Traed equilibrio, para que encontremos todos la mejor manera de vivir.
Traed serenidad, para que sepamos aceptar las dificultades de la vida.
Traed escucha, para que nos hagamos hueco en el corazón unos a otros.
Traed encuentros, para que nos disfrutemos mutuamente.
Traed abrazos, para que nos los regalemos en la vida diaria, que sanan mucho.
Traed romances, para que no dejemos que la rutina apague nuestro amor.
Traed austeridad, para que aprendamos a vivir en la libertad del no tener todo.
Traed paciencia, para que sepamos respetar los ritmos de la vida, sin acelerarla.
Traed resurrección, para que estemos convencidos de que no hay muerte que nos pueda.
Traed ternura, para llenar el mundo de Amor y sentirnos todos hermanos.
Traed diversión, para vivir la apasionante aventura de la vida con chispa y con humor.
Traed intimidad, para cuidar los momentos especiales con Dios y con los hermanos.
Traednos a Dios, mejor, no traigáis nada de lo anterior, traednos a ese Dios que os encontrasteis, porque con Él en nuestra vida conseguiremos todo lo anterior.