Una experiencia de transformación y enriquecimiento

Cáritas Madrid 21 de Marzo de 2019

Rosi es voluntaria con personas mayores y enfermas de la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad de Cáritas Vicaría V

Rosi es voluntaria con personas mayores y enfermas de la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad de Cáritas Vicaría V.

 

Cáritas Madrid. 21 de marzo de 2019.- Hoy nos acercamos a conocer el testimonio de Rosi, voluntaria de Cáritas Vicaría V, a través de distintas preguntas.


¿Por qué eres voluntaria?

Soy voluntaria de Cáritas desde hace años. Empecé en la acogida de personas con dificultades, pero desde hace 2 años y medio estoy en el grupo de personas mayores y enfermas de la Parroquia de Nuestra Señora la Soledad.


¿Por qué elegiste trabajar con personas mayores y enfermas?

Porque Dios llevó mi inquietud a ayudarles y así, siguiendo el Evangelio de Cristo, a consolar a los que están débiles, solos y a veces abandonados.


La sociedad actual tiene como desplazados a los mayores; ya no sirven para trabajar y a veces llegan a ser un problema para sus familias. En esta etapa de la vida en que muchas personas se encuentran vulnerables y desprotegidas, la escucha del voluntariado de Cáritas es como un bálsamo. Cuando vamos a visitarles, sentimos una gran alegría por cómo nos esperan y nos reciben. Nos dan más que les damos; aportan su experiencia y sabiduría de la vida y su experiencia de Dios. También, a veces, les ayudamos con los papeles que tienen que arreglar o les acompañamos al médico. Vamos a residencias y ahí vemos la soledad en la que están nuestros mayores.


Me gustaría que en las parroquias de Usera hubiera más grupos de apoyo a mayores ya que nuestro barrio tiene mucha población envejecida. A veces tengo sentimientos encontrados, siento tristeza por su soledad y esperanza porque sé que Dios se vale de mí para llevarles consuelo. Me ayuda también el curso que llevo ya 3 años haciendo sobre memoria y empoderamiento. Me hace ser más consciente de mis emociones y de cómo reaccionar mejor ante situaciones difíciles mías pero también de las personas con las que estoy. Cada vez comprendo mejor que no hay que decirle a nadie lo que habría que hacer o no, sobre todo a las personas mayores. Escucho, doy consuelo y apoyo; lo más, doy una opinión si la piden.


Esta es mi experiencia y os puedo asegurar que es muy transformadora y enriquecedora. Por eso deseo y espero que haya más voluntarios que puedan tener estas vivencias.


Gracias Rosi por tu testimonio de esperanza.

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